martes, 18 de enero de 2011

Tres de Verano

1º Acabo de finalizar con un paciente y cuando salgo del consultorio, me encuentro con Agustín, mi sobrino de 4 años.

- ¿ Ya terminaste de atender al paciente ? - me pregunta el chiquitín. ( y yo me pregunto ¡¿ cómo incorporan tan rápido ese vocabulario ?! )
- Sí.
- ¿ Y que te dijo ?
- No, no te puedo decir
- ¿ Por qué ?
- Porque él me lo contó como si fuera un secreto.
- Dale… contame, yo no le cuento a nadie.

2º La madre le dice:
- Vamos Agustín, hay que ir a casa
- No, todavía no me puedo ir.
- ¿ Por qué ?
- Porque todavía no jugué con Pablo.

3º Para Navidad le regalamos una viborita de madera. Le encantó. Estaba -y está- absolutamente fascinado. La bautizamos como Nany (en realidad el nombre es otro, pero no lo reproduciremos aquí, también por una cuestión de secreto profesional ;-)
Para fecha de Reyes, repetimos la dosis pero ahora con un reptil de goma.

- ¡ Papá Muel me trajo otra víbora ! ¡ Está mucho mejor que la otra !
- ¡ Qué bueno Agustín ! Pero esta vez fueron los Reyes Magos.
- Sí… (presumo que no entiende la diferencia. Tampoco le importa. Y lo bien que hace) ¡ está buenísima !
- ¿ Y cómo se llama ?
- (piensa unos segundos…) Nany porque es gemela de la otra.