viernes, 25 de diciembre de 2009

Ayer 24 de diciembre

pasé nochebuena en la casa de mi hermano. Cuando llego, me atiende él, con mi sobrinito de 3 años:
- Hola Pablo -me dice el pequeñín- hoy festejamos Navidad en mi casa. ¿ Y sabés quien va a venir ?
- ¿ Quién ?
- Papá Mel


Los papás le regalaron un camioncito de bomberos. Después de jugar un rato, dice:
- Este camión está roto.
- ¿ Por qué ? -le preguntamos
- Porque le falta el agua.
- No, Agustín, no hay camiones con agua.
- ¿ Y por qué ?

Y lo más cierto es que…¡ es una apreciación excelente !


Días atrás:
- Estás muy lindo, Agustín -le digo.
- Demasiado lindo -me responde.
Es creído como el tío, pienso.


Reflexión final
Lo que no soporto de las fiestas, es toda esta fantochada capitalista y consumista de los saludos y regalos. Un poco está bien: como hace mi mamá que me regala en todas las navidades, desodorantes y perfumes de Ana María (perfumería cerca de casa). Eso está bien. Pero toda la otra locura y psicosis: me saca !!
Y lo que no puedo soportar (pero no hay manera, eh !) es el bombardeo televisivo de todas las películas con Santa Claus.
¡¡ Aquí le decimos PAPÁ NOEL, carajo !!
Todas esas comedias romanticonas, edulcoradas, tan iguales y tan previsibles…
En fin, una navidad más y un año nuevo que se avecina con la misma velocidad.
¡ Que llegue rápido ! ¡ Y se vaya más rápido aún !

martes, 1 de diciembre de 2009

Y hoy te digo que

el mundo es mi casa. Y la tuya también. El mundo es la casa de todos. A cualquier lugar que voy, siempre me siento bien. Y en cualquier lugar siempre soy bienvenido. El mundo es un lugar hermoso y siniestro. Bah... como cualquiera de nosotros (pues en definitiva será siempre una proyección de nuestra interioridad).

El amor funciona como una curiosidad (incluso -creo- por momentos malsana). Tú siempre quieres saber que siente el otro por ti. Lo peor es cuando no siente nada. No es ninguna novedad: la indiferencia te destroza el corazón. Pero el amor siempre está, de una u otra manera. Es eterno y trascendental y como una cicatriz, nunca termina de desaparecer completamente.
El tiempo fue muy veloz una vez más (lo sé, pero nunca deja de asombrarme).


Pd: no le temo al dolor o al sacrificio, le temo a la incertidumbre.